Dentro del rubro agrícola, “se destaca el maíz, porque desde hace tiempo se lleva adelante la rotación con la papa, porque coinciden con gran parte del paquete tecnológico como fertilización, riego, etc. Eso motiva muy buenos rendimientos que se ubican entre los 8 y 12.000 kilos por hectárea, aunque en los años secos los maíces en secano bajan sensiblemente dichos rendimientos. Y desde hace 10 años se fue introduciendo la soja y no paro de crecer, por precio y por otras bondades, como por ejemplo: la limpieza de campos”, explicó Trujillo.
Agregó que en la rotación con la soja, “también se mete el trigo, que en los últimos dos o tres años ha tenido en líneas generales, excelentes rendimientos y buena calidad, frente a lo sucedido en otras zonas del país”. Para Trujillo eso se sustenta en las siembras más tardías frente al o que ocurre en otros puntos del país y por el paquete tecnológico utilizado. “El rango de rendimientos del trigo en la zona se ubicó entre los 3.000 y 7.000 kilos por hectárea”.
En la zafra de invierno “la superficie se acerca a las 12.000 hectáreas”, señaló Trujillo. Para la zafra de verano se espera un crecimiento del área. “Va a desbalancear lo que son siembras de primera con respecto a las de segunda. Si el año pasado hubo un 30% de primera, en esta zafra un 60% será de primera y el 40% restante se destinará a siembras de segunda. Crece la soja y en menor medida el sorgo y el maíz. En la zona de Rincón del Pino, el Plan de Uso y manejo de los Suelos permite, en general una rotación soja-trigo, pero el productor es consciente de la necesidad de rotar cultivos para una buena conservación del suelo”, indicó.
MUCHO POR APRENDER
Trujillo indicó, que en cultivos de invierno en cuanto a manejo, “no hay grandes variantes de un año al otro en lo que respecta el ajuste tecnológico a chacra pero siempre sacamos la misma conclusión: hay mucho más para aprender de lo que sabemos. No hay un año igual a otro no hay una zafra igual a otra”. Trabajar con “ciclos biológicos y producir a la intemperie, hace que año a año aparezcan nuevas situaciones que necesitan a su vez herramientas nuevas para manejarlas”.
“Es todo muy cambiante y dinámico, en cuanto a lo tecnológico como en el negocio en sí. Hoy trabajamos en campos arrendados, que fuimos conociendo y que mañana tal vez no tengamos. Hoy trabajamos variedades que tal vez andan ‘volando’, las tenemos medidas y bien conocidas, y tal vez mañana no existen porque quebró resistencia a una enfermedad o porque la calidad del grano ‘se pincha’ fácilmente por efectos climáticos. Nos queda mucho para aprender”, analizó.
En trigo, “cuando comencé en CARIPLAL hace 20 años, donde se plantaba básicamente cebada, la fecha de siembra corriente era agosto. También hubo siembras de setiembre. Hoy estamos en el otro extremo de esta variable de manejo, porque la gente cada vez quiere plantar más temprano. Del 15 de mayo al 15 de junio estaría concentrado el 80% de la siembra de invierno, siempre y cuando el clima acompañe”.
Tal como en el trigo, cree que en soja también “falta mucho por aprender, por ejemplo en inoculantes, número de plantas a la siembra, distribución y densidad según variedad, fertilización con potasio, etc.”, explica.
Trujillo dijo que los trigos de la actual campaña, luego de una siembra bastante complicada por las precipitaciones continuas que se dieron, se implantaron bastante bien, salvo en las partes bajas de las chacras. Las temperaturas en el invierno fueron más elevadas de lo normal lo que no favoreció al macollaje de las plantas pero los cultivos igual se armaron”, indicó.
“Hoy los cultivos están muy lindos, con buen potencial y dependiendo de la variedad y la fecha de siembra, están o no algo afectados por fusarium. En este sentido con respecto a otros años estamos bastante mejor, pero se verá cuando entren las cosechadoras a trabajar sobre fin de mes”, concluyó.
Material extraído de revista: Verde – información agropecuaria.